La creación del espacio público

La creación del espacio público entendido como producto de la urbanización es intencional y recuerda aquello de «las ciudades son intencionadas o no»(1) pues el concepto de espacio público puede entenderse como físico y aquello que representa lo físico no incumbe a lo intangible, lo abstracto y a la percepción que se tiene de un lugar, pues esto se referiría al aspecto sensitivo del viandante respecto del espacio. En cualquier caso, el espacio público se define como el ámbito en el que cualquiera puede circular sin restricciones de acceso, esto se refiere a cualquier lugar, incumbe a la calle, la plaza, los parques, las esquinas, a determinados edificios… pero cualquier apelativo referente a lo sensorial del lugar y el espacio es término municipal de lo perceptivo y cuando nos referimos a espacios públicos recurrimos a calificativos, es decir, representan no solo el lugar físico sino lo que transmiten, lo que en ellos se vive, percepción al fin. Por otro lado es teóricamente un aforismo que para la concepción de un espacio se consideren además de los aspectos físicos y determinantes teórico-técnicos, todo lo referente a lo sensitivo y por esto la producción del espacio es un fenómeno que incumbe intrínsecamente a lo intangible y lo tangible; no es solo el arte por el arte, es la técnica, la forma y el arte y quizá por ello este campo es dominado por la arquitectura. (1) Fiódor Dostoievski. «Memorias del Subsuelo» 

Cuando la producción del espacio es llevada de la mano de la acción urbanizadora los resultados pueden ser en algunos casos catastróficos, o bien resultar siendo un fenómeno casual en el que las dinámicas sociales que se producen en dicho lugar superan las carencias sustanciales del contenido arquitectónico-funcional del espacio, o en determinados casos, en su proceso de morfogénesis planificada o inducida, puede configurarse como verdadero espacio de intercambio. 
La creación del espacio público: La Plaza Francia.
Otra dimensión de las ciudades intencionadas, son aquellas que se producen ex novo, en las que el crecimiento solicita espacios para desarrollar ciudad y que a lo largo del tiempo la conformación de sus bordes establecen sus características a la par del crecimiento de la ciudad. La Plaza Francia es un caso interesante que se enmarca en el desarrollo y crecimiento de ciudades latinoamericanas, que por sus características fundacionales acusan en algunos casos lo intencional en su concepción. 
Caracas hacia 1930
1967. Caracas

Ubicándonos en el contexto del territorio, Caracas es una ciudad fundada hacia 1560 cuyos orígenes se configuran bajo los criterios de la retícula española, en «honor» a la conquista (lo que en España se denomina la retícula cristiana) estructura que se conserva en los cascos antiguos de la ciudad. En las imágenes se compara la mancha del crecimiento de la ciudad desde 1930 hasta el registro cartográfico de 1967. Lo que representa la mancha del ámbito de la ciudad de Caracas lo es en tamaño la urbanización Altamira hacia 1967, en esta zona se ubica la Plaza Francia.

 Altamira, antes de 1940 era una zona que albergaba una hacienda agrícola, con el proceso urbanizador de Caracas y dentro del plan urbanístico del sector se proyecta la plaza que es inaugurada en 1945 con el nombre de Plaza Altamira. Fue diseñada por el urbanista Luis Roche y concebida como importante espacio de engranaje urbano y centro de atracción, pre dimensionando lo que sería la ciudad metropolitana. 

 1945. Plaza Altamira. Inaugurada el 11 de agosto con el nombre de Plaza Altamira, pero luego de un convenio entre Caracas y París para tener una Plaza Francia en Caracas y una Plaza Venezuela en París, se le cambia el nombre a Plaza Francia.

1946. Plaza Francia

En las imágenes anteriores no es evidente el concepto de plaza, hay elementos formales como el obelisco, las zonas ajardinadas y la calle, que la definirían como «plaza» si estuviera enmarcada en una ciudad, sin embargo al no existir los límites y bordes que configura tal ciudad, en ese momento el espacio se muestra embrionario y no puede definirse como lugar.
La evolución del lugar.
Veinte años después hacia 1966, es notable el crecimiento urbano y con él la presencia y transformación de un lugar embrionario, desligado y hasta ilógico como lo parece en las imágenes anteriores, a un espacio público dentro de una ciudad. El crecimiento urbano, ligado al tiempo para la consolidación de la trama de una ciudad, va borrando de la memoria aquel vacío que ocupaba el lugar del campo, del crecimiento urbano, de lo intencionado en construcción, sin embargo este conserva los rasgos que le identifican reafirmando su función. 

1966. Plaza Francia 1966. urbanización Altamira vista hacia el norte.
1966. Plaza Francia y la urbanización Altamira, vistanorte, fondo el Ávila.
Los cambios en función de la demanda de una ciudad en crecimiento obligan a que se produzca un cambio formal en la plaza, a principios de los años ochenta con la inauguración de la línea 1 del metro de Caracas, ésta es modificada en la zona sur para crear un acceso a la estación subterránea, de este modo la plaza deja ser un espacio continuo a un solo nivel de cota y se proyecta un espacio inferior que se conecta a la estación; la lámina de agua se transforma en una especie de cascada que habla del descenso de la plaza. En la zona norte bajo la plaza se proyecta un aparcamiento al cual se accede por la calle norte y por ambos lados.
1951 vs 1983 Plaza Francia. Intervención para adecuación de los accesos de la plaza a la estación de metro.
Las visuales que desde la plaza se tienen del fondo montañoso del Ávila establecen relaciones con el paisaje natural, las zonas de jardines organizan las estancias interiores y crean una baja pantalla verde entre la calle y el recinto. La plaza es además engranaje del sistema de calles y avenidas y contenedor de usos para el peatón (conexión con el metro) y el vehículo (aparcamiento subterráneo). 
(*)
(*)
(*)
Hoy día la Plaza Francia es un lugar de encuentro y uno de los ambientes sociales y culturales de Caracas, ha sido escenario de manifestaciones políticas, de sucesos crueles y tristes, espacio abierto para exigir la libertad y los derechos humanos, marco cultural para las expresiones artísticas.

La plaza como gran espacio social, cultural, recreativo y urbano; personas, actividades, edificios, ciudad, son elementos que hacen posible el espacio público, que hacen que un lugar, un edificio, el vacío construido, tengan sentido y más allá de los aforismos técnicos, el espacio público tiene la capacidad de mutabilidad; no es un hecho que dependa de lo físico entendido como lo arquitectónico, sino de las dinámicas que se producen en ese lugar. 

Actualmente se tiene asumido el concepto de espacio público como fenómeno social, también hemos sido capaces de identificar y subsanar errores y males consecuencia de una «mala» o errónea proyección y planificación del espacio con falta de sentido y aprecio del contexto y de la ausencia de ética y sin embargo esos lugares tachados de conflictivos, invasivos, enfermos, caóticos o inducidos, son en algunos casos, supeditados por la fuerza de las actividades colectivas. 

Dejo a continuación el link de una impronta muy sugerente y en la línea del discurso; además el tema del artículo del blog de José Fariña, del cual elegí la imagen, es de gran interés en el marco de las reflexiones sobre el espacio público. http://elblogdefarina.blogspot.com.es/2012/05/sevilla-unas-setas-se-comen-la.html
Metropol Parasol Imágen tomada del blog de José Fariña.

(*) Fotos tomadas del banco de imágenes del universo web, autores desconocidos