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1953. Autopista Caracas-La Guaira. Fuente Caracas en Retrospectiva |
Sostenible es un término muy popular, actualmente ocupa los primeros puestos en el top ten de menciones y aplicaciones en casi todos los ámbitos del desempeño humano, y está claro que a este punto es una palabra que debía ocupar el podio no solo en nuestro léxico y entender sino también en el de la conciencia colectiva.
Investigando sobre el tema de las infraestructuras es inevitable toparse con la dialéctica en el ámbito del transporte y las reflexiones en torno a la movilidad, la velocidad y todo el aparataje infraestructural que hemos montado durante más de 100 años de combustión que han construido el panorama actual, ciudades al borde del caos o literalmente en el caos, lo que nos ha obligado a pensar en sostenibilidad; pero todo este dilema que nos plantea esta realidad contemporánea, muy a pesar de los contra que ahora somos capaces de percibir dentro de la atmósfera pro-ecologista, tiene un pasado que viene inevitablemente a la memoria, un pasado de tiempos dorados cuando aquella fascinante novedad motora nos hizo vencer las barreras del tiempo y del espacio sobre cuatro ruedas, algo que ahora parece paradójico; en los años 50 del siglo pasado países emergentes como Venezuela, donde las obras de ingeniería viaria se desarrollaban a pasos agigantados y con un despliegue tecnológico casi inmejorable para la época, la velocidad motora era el eslogan de una época boyante y sin frenos, era el momento donde la novedad del automóvil, herencia yanqui, condujo la sociedad a un nuevo modo de vida, modelo ultra moderno que para entonces era un sostenible concepto fuertemente avalado por una, supuesta, inagotable fuente de producción interna bruta, el oro negro…
…Y para entonces un país crecía velozmente en obras públicas de infraestructura y urbanismo; muestra recopilada de la época en el video «promocional» de la British Movietone sobre los «avances tecnológicos constructivos» en Venezuela:
Otro video promocional de la obra de infraestructura que para su momento fue la más costosa y compleja del mundo, fue incluso publicada en la revista Mecánica Popular edición de noviembre de 1952, el artículo se titulaba «Venezuela construye la carretera más costosa del mundo»
A continuación se muestra una serie de fotografías de Caracas (fuente de «Caracas en Retrospectiva») en pleno apogeo urbanístico moderno hacia 1950:
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Caracas. Autopista Fco. Fajardo, altura Bello Monte |
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Caracas. Autopista Fco. Fajardo, altura de la Zona Rental y Estadios de la Ciudad Universitaria |
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Fuente: Caracas en Retrospectiva https://www.facebook.com/pages/CARACAS-en-Retrospectiva/19122052210 y http://mariafsigillo.blogspot.com.es/ |
¿Cuántas obras de este tipo son actualmente costeables por cualquier país del mundo? y existen casos, pero ¿qué recursos están hipotecando esos países, ahora nuevos emergentes, para la posteridad? Este es el problema que se nos plantea frente a un mundo con escasos recursos y una difícil de exterminar actitud colonizadora y devastadora, heredada de ancestrales tiempos fondeados.
Mirar al pasado y reflexionar sobre lo diferentes que pueden ser las situaciones, dada las perspectivas desde el contexto económico, social y político, es un método quizás efectivo para construir un futuro que actualmente se nos plantea muy incierto; las emociones que pueden reproducir imágenes del pasado se transforman en la duda sobre qué tan acertados han sido los planes de desarrollo en pro de una supuesta mejora funcional y con esto espero no se mal interpreten las ideas, porque está claro que el desarrollo en pro de las mejoras es siempre positivo y necesario, pero en muchos casos lo desmesurado de las acciones producen consecuencias insostenibles, obviamente no es la regla en todos los casos pues hay múltiples razones para llegar al punto de quiebra y no es directamente una culpa imputable al desarrollo y al auge tecnológico sino de aquello que impulsa estos motores, es decir, la política, la economía y una sucesión de etcéteras relacionados con los dos anteriores, con lo que todas las medidas sostenibles asumibles en el quehacer profesional relacionado con la práctica productiva, constructiva y urbanizadora se quedarán en nada si aquellos que impulsan motores no asumen definitivamente y con empatía el significado integral de sostenible aplicado a la promoción de proyectos de infraestructura que promuevan la reducción del impacto en el medio ambiente.
Una muestra de imágenes de Caracas en la actualidad…
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Caracas. Autopista Prados del Este. Fuente http://www.skyscraperlife.com |
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Autopista Fco. Fajardo altura Bello Monte. Caracas |
Hoy el soporte infraestructural representa el paisaje urbano heredado de un pasado avasallador que enhebra una realidad discordante con el ideal sostenible, y no solo eso sino que se contrapone también a la búsqueda de un ideal urbano como estructurador social coherente; se entiende en este ámbito que aquello que conforma ciudad establece también patrones que influyen en las dinámicas sociales y sobre esto se puede hablar, por ejemplo, del ritmo de vida de los conductores de coche, habitantes al fin de la ciudad y referenciar el caso con algunos datos* interesantes: el tráfico en Caracas puede costarle a un individuo una media de 1 a 2 horas dentro de un vehículo solo para desplazarse de una punto a otro a 15 km de distancia, se han calculado 5 millones de viajes al día en todas las direcciones; el parque automotor se ha incrementado en más de 80.000 vehículos al año (existen matriculados cerca de 2 millones de vehículos solo en Caracas), el 62% del parque automotor son vehículos privados que mueven al 20% del total de pasajeros diarios; el consumo diario de gasolina es de 10 millones de litros; final razonable, el precio de la gasolina es de casi 4 centavos de dólar el litro. *Datos tomados del estudio realizado para el III Seminario para Comunicaciones Sociales Vialidad bajo Lupa: Caracas, una ciudad en colapso.
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Caracas. Autopista Francisco Fajardo. Fuente http://www.skyscraperlife.com |
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Caracas. Enlace autopistas Fco. Fajardo y Prados del Este. Fuente Arq. Ricardo Rodríguez Boades |
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Caracas.Autopista Prados del Este,Las Mercedes. Fuente Arq. Ricardo Rodríguez Boades |
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Caracas. Autopista Fco. Fajardo, altura Zona Rental. Fuente Arq. Ricardo Rodríguez Boades |
El tema comentado es de una gran amplitud e intensidad, no sólo en lo referente a las infraestructuras sino del caso preciso de Caracas, el cual entiendo desde la perspectiva de ciudadano y de profesional, con lo cual se hace quizá más crítica la visión pero también con un gran sentido de responsabilidad. La retórica ha tenido la intención de mostrar muy brevemente y desde un solo ángulo la paradójica realidad, contraposición de modelos y conceptos que encajaban de acuerdo a su momento social, económico y político a través de la comparación de imágenes de un antes y un después contra el concepto de sostenibilidad, sin embargo la complejidad del caso y los muchos otros factores que han incidido, inciden y sus consecuencias no han sido mencionados ni analizados aquí, con lo que se deja un espacio infinito para continuar la reflexión y el discurso.
En relación a este contenido, existe una interesante publicación de José M. Borrero Navia titulada Imaginación Abolicionista. Ensayos de Ecología Política. Una apropiada referencia para seguir reflexionando sobre la ciudad, lo urbano y sobre todo, lo humano. El link de su página web http://www.joseborrero.com/publicaciones.html
«Borrero sabe, y nos lo dice a la vez con sus argumentos y con el ritmo de su prosa, que ya para siempre la vida, la economía, la política, la industria, la paz, y la convivencia con las demás criaturas naturales y humanas serán fundamentalmente desafíos poéticos, es decir, que no pueden ser resueltos con argumentos cuantitativos, ni mecánicos ni técnicos, sino que plantean altísimas exigencias a la emoción, a la sensibilidad, a la memoria, a la imaginación y a nuestro sentido de la justicia. Poético es todo aquello que no es posible medir, que sólo se percibe y se degusta en los alambiques de la memoria y de la imaginación» William Ospina, del Prólogo al libro «Imaginación Abolicionista», de José María Borrero.